sábado, 2 de julio de 2011

CHE GUEVARA (ERNESTO GUEVARA)



“Pelao”, “Teté”, “Tito”, “Doctor”, “Francotirador”, “Ramón”, “Sacamulas”, “Tatú”, “Chag-Cho”, “Ernestito”, “CHE”; nombres de guerra, de niño, de hombre, de soñador, de poeta. Todos, tan distintos, pero connotando exactamente lo mismo. Ernesto Rafael Guevara de la Serna, hijo de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna y de la Llosa.
Nació en Argentina el 14 de junio de 1928, a las 15:05 horas, en el Hospital Centenario de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Es el primero de cinco hijos del matrimonio: Ernesto, Roberto, Celia, Ana María y Juan Martín. Conforman una familia aristocrática pero sin fortuna, dilapidada por los descendientes de su bisabuelo, hombre sumamente rico de raíces españolas. Su madre llevaba en la sangre genes del General José de la Serna e Hinojosa, virrey del Perú.
Los padres de Ernesto, recién casados, parten de Buenos Aires, sitio donde vivían, hacia la provincia de Misiones, tras la inversión en la compra de yerbatales. Celia ya se encontraba encinta al momento de contraer matrimonio y, ante la inminencia del parto, siete meses después, insta a su esposo a regresar a la Capital de la República. El niño no permitió recorrer los 1200 kilómetros que separaban ambas ciudades, por lo que debieron recalar en Santa Fe para el alumbramiento. Dos meses más tarde continuaban viaje hacia la ciudad porteña.
Ya a temprana edad Ernestito comienza a sufrir asma determinando que su infancia transcurriese en Alta Gracia, Córdoba, sitio que lo marcaría a fuego para el resto de su vida. Inolvidable sería la experiencia de compartir sus días con la miseria de sus compañeros de niñez y la explotación a la los padres de éstos eran sometidos por los empresarios. A los cinco años, en la provincia de Cordoba, escribía y empieza a explorar las clásicas novelas de aventuras. La educación primaria la obtuvo en el hogar, a cargo de su madre. La escuela media la realizó en el Colegio Nacional Deán Funes, en la provincia norteña. Poco a poco se torna voraz lector de Marx y Engels, el relativismo físico Einsteiniano y el relativismo moral de Freud moldean su personalidad. No es aceptado en el servicio militar por sus padecimientos asmáticos. Trabaja como enfermero en buques mercantes y petroleros con los que comienza a conocer latinoamérica. A los 19 años y con el marco del peronismo y la guerra civil española ingresa a la Universidad de Buenos Aires, de donde egresa como médico con orientación hacia la dermatología en 1953, seis años después. Sus estudios estaban signados por las incógnitas de su propia enfermedad. Se muestra sumamente interesado por la lepra y otras enfermedades similares.
En ese periodo alterna los libros con los viajes; a poco de ingresar a la Facultad realiza un recorrido en bicicleta por el Norte argentino y en 1951 el famoso derrotero en su Norton 500 cm3 por el sur argentino, Chile, Perú, Colombia, Venezuela y Miami, pasando por el leprosario de San Pablo, Brasil. Este viaje ha quedado documentado en sus anotaciones personales, fuente de inspiración para la exitosa película “Diarios de motocicleta”
Una vez recibido parte por el camino de las leyendas; pasa por Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. El marxismo leninista ya estaba arraigado fuertemente en su ideología. En Guatemala conoce a Hilda Gadea, joven marxista con quien habrá de casarse y tener una hija, que hace de nexo entre él y Nico López, compañero de Fidel Castro.
A los 26 años consigue trabajo como médico en el Hospital General de México donde conoce a los hermanos Castro, Raúl y Fidel; descubriendo al líder que podría conducir a través de la acción sus teorías comunistas y encauzar su energía revolucionaria (ya mostraba su convencimiento del uso de las armas como vía regia del éxito de cualquier movimiento revolucionario).

No hay comentarios:

Publicar un comentario