Político alemán de origen austriaco. De niño demostró una gran inteligencia, así como un carácter obstinado. En 1905 Adolf Hitler abandonó la escuela secundaria para ir a Viena, con la intención de ingresar en la Academia de Artes y convertirse en pintor; rechazado en el examen de ingreso, decidió Hitler no regresar a Linz, donde vivía su madre, y quedarse en Viena viviendo una existencia bohemia.
La estancia en la capital del Imperio Austrohúngaro marcó profundamente su vida y su pensamiento, al ponerlo en contacto con los círculos pangermanistas y antisemitas de esa ciudad. En 1913 Adolf Hitler marchó a Munich, donde se hallaba al inicio de la Primera Guerra Mundial. Se alistó en el ejército alemán y se distinguió en acción en el frente occidental, lo que le valió la Cruz de Hierro de Primera Clase.
En la fase final de la guerra Hitler resultó afectado por un ataque con gas, y se encontraba aún convaleciente cuando se firmó el armisticio. La derrota de Alemania representó un duro golpe para Hitler, quien, como muchos alemanes, pensaba que aquello sólo podía deberse a una «puñalada por la espalda» de los políticos. Por ello dedicó sus energías a destruir a la naciente República de Weimar, a la que culpaba de todos los males de Alemania.
Hitler se afilió al pequeño Partido de los Trabajadores Alemanes, del que asumió el poder rápidamente, para convertirlo en el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NSDAP), el partido nazi. Los nazis empezaron a ganar fuerza en la turbulenta política alemana de principios de los años veinte y pronto se vieron involucrados en diferentes complots para derribar el gobierno, hasta el fallido intento de golpe de Estado conocido como el putsch de 1923.
Los dos cabecillas de la intentona, Hitler y Ludendorff, fueron detenidos y juzgados; las penas, empero, fueron muy leves, y Hitler aprovechó la reclusión para escribir Mein Kampf, libro en el que condensaba todo su pensamiento político. La situación de marginalidad del partido nazi cambió súbitamente con la crisis económica de 1929, que le hizo ganar tantos votos provenientes de las clases medias, que se convirtió en el segundo partido de Alemania. En 1933, Hitler fue nombrado canciller con el apoyo de los partidos de derechas.
Ya en el poder, Adolf Hitler se apresuró a poner en práctica su programa político basado en el control de todos los aspectos de la vida pública por los nazis, al tiempo que vaciaba de contenido las instituciones democráticas, rearmaba al ejército e iniciaba una campaña contra los judíos. Su agresiva política exterior, que buscaba recuperar los territorios arrebatados a Alemania a raíz de la firma del tratado de Versalles, incrementó la tensión internacional hasta el punto de conducir a la guerra, cuando Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939.
Al principio Hitler se benefició de la neutralidad soviética, que le permitió concentrar sus fuerzas contra Francia y el Reino Unido. En 1940, el ejército alemán aplastó a Francia después de haber ocupado Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Polonia, pero la incapacidad de la aviación germana de doblegar a los ingleses lo indujo a atacar a la Unión Soviética para hacer realidad su sueño de erigir un Imperio Alemán en el este. El ataque contra los soviéticos comenzó en 1941 y, a pesar de un avance inicial rápido y victorioso, la gran ofensiva fue detenida finalmente a las mismas puertas de Moscú.
La guerra contra la URSS se convirtió en un descalabro, y Hitler decidió asumir personalmente el mando del ejército. En 1944, poco después del desembarco aliado en Normandía, Adolf Hitler sufrió un atentado, organizado por sectores descontentos del ejército, del cual salió con algunas heridas leves. La represión que luego siguió contra los conspiradores fue implacable. La desesperada situación de Alemania a finales de 1944 no disuadió a Hitler ni a los demás jerarcas nazis de continuar el genocidio sistemático contra los judíos, que se cobraría millones de víctimas. Cuando las tropas soviéticas entraban ya en Berlín, Adolf Hitler se suicidó junto con su amante y secretaria Eva Braun, con quien había contraído matrimonio horas antes, el 30 de abril de 1945.
En la fase final de la guerra Hitler resultó afectado por un ataque con gas, y se encontraba aún convaleciente cuando se firmó el armisticio. La derrota de Alemania representó un duro golpe para Hitler, quien, como muchos alemanes, pensaba que aquello sólo podía deberse a una «puñalada por la espalda» de los políticos. Por ello dedicó sus energías a destruir a la naciente República de Weimar, a la que culpaba de todos los males de Alemania.
Hitler se afilió al pequeño Partido de los Trabajadores Alemanes, del que asumió el poder rápidamente, para convertirlo en el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NSDAP), el partido nazi. Los nazis empezaron a ganar fuerza en la turbulenta política alemana de principios de los años veinte y pronto se vieron involucrados en diferentes complots para derribar el gobierno, hasta el fallido intento de golpe de Estado conocido como el putsch de 1923.
Los dos cabecillas de la intentona, Hitler y Ludendorff, fueron detenidos y juzgados; las penas, empero, fueron muy leves, y Hitler aprovechó la reclusión para escribir Mein Kampf, libro en el que condensaba todo su pensamiento político. La situación de marginalidad del partido nazi cambió súbitamente con la crisis económica de 1929, que le hizo ganar tantos votos provenientes de las clases medias, que se convirtió en el segundo partido de Alemania. En 1933, Hitler fue nombrado canciller con el apoyo de los partidos de derechas.
Ya en el poder, Adolf Hitler se apresuró a poner en práctica su programa político basado en el control de todos los aspectos de la vida pública por los nazis, al tiempo que vaciaba de contenido las instituciones democráticas, rearmaba al ejército e iniciaba una campaña contra los judíos. Su agresiva política exterior, que buscaba recuperar los territorios arrebatados a Alemania a raíz de la firma del tratado de Versalles, incrementó la tensión internacional hasta el punto de conducir a la guerra, cuando Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939.
Al principio Hitler se benefició de la neutralidad soviética, que le permitió concentrar sus fuerzas contra Francia y el Reino Unido. En 1940, el ejército alemán aplastó a Francia después de haber ocupado Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Polonia, pero la incapacidad de la aviación germana de doblegar a los ingleses lo indujo a atacar a la Unión Soviética para hacer realidad su sueño de erigir un Imperio Alemán en el este. El ataque contra los soviéticos comenzó en 1941 y, a pesar de un avance inicial rápido y victorioso, la gran ofensiva fue detenida finalmente a las mismas puertas de Moscú.
La guerra contra la URSS se convirtió en un descalabro, y Hitler decidió asumir personalmente el mando del ejército. En 1944, poco después del desembarco aliado en Normandía, Adolf Hitler sufrió un atentado, organizado por sectores descontentos del ejército, del cual salió con algunas heridas leves. La represión que luego siguió contra los conspiradores fue implacable. La desesperada situación de Alemania a finales de 1944 no disuadió a Hitler ni a los demás jerarcas nazis de continuar el genocidio sistemático contra los judíos, que se cobraría millones de víctimas. Cuando las tropas soviéticas entraban ya en Berlín, Adolf Hitler se suicidó junto con su amante y secretaria Eva Braun, con quien había contraído matrimonio horas antes, el 30 de abril de 1945.
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